¿Se te ha quedado vieja tu página personal y quieres migrar a un diseño mucho más de acuerdo con los postulados de la Web 2.0? ¿Que qué postulados son esos? En principio tienen que ver con tres conceptos definitorios que conforman un triángulo imaginario: el social, el arquitectónico y el técnico, que te resumimos en seguida.
El aspecto «social» pretende hacer de Internet un espacio en el que participe todo el mundo. El «arquitectónico» (a mucho desarrollador le mola el atributo de «arquitecto en jefe» que se puso Bill Gates hace unos años) basa su idea en un único común denominador, el navegador web, para abordar los sitios más variopintos: la Red se convierte en la plataforma. Y el «técnico», que persigue la sencillez de las nuevas aplicaciones.
Pero antes de nada, no caigas en el fundamentalismo; si una cosa probada funciona, no la cambies porque sí. Hay webs que por querer llevar el marchamo de Web 2.0 han abusado de estos looks and feels minimalistas o recargados cayendo en un diseño contraproducente y antiergonómico.
Se queja de ello el insigne Jakob Nielsen, gurú de la usabilidad web, que critica a los creadores de páginas de nuevo cuño de la Web 2.0 por estar descuidando los principios del buen diseño apuntalados durante la última década: «Las prisas y querer hacer páginas web más dinámicas acaban a la postre con un peor servicio a los usuarios. Lo cierto es que son muy poquitos los usuarios que aprovechan las herramientas de edición, e inmensa mayoría los que sólo quieren llegar, dejar algo e irse. Para ellos la web no es un objetivo en sí misma, sino una herramienta», dice. «Además, el vínculo entre creador y aportación, efímera por definición a la rapidez que se mueve Internet, se diluirá porque con 20 años se actúa de forma diferente que con 40».
Lo que se resume en que en general los usuarios llegan, echan un rápido vistazo sin prestar mucha atención a los detalles salvo los más llamativos, y se larga en un clic. Por tanto, es más rentable en el tiempo asegurarse una buena página funcional y accesible, y la ley básica para ello es separar el diseño por capas. Parafraseando a McLuhan, cuando la estructura («el medio») es el contenido («el mensaje»), o es muy bueno o no sirve. El diseño es fundamental.
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